¿Por qué la gente cae en esclavitud financiera?Padecemos problemas financieros no porque seamos tontos. Si usted ha vivido hasta ahora, significa que, en cierto modo, ha sido capaz de manejar sus finanzas. No ha andado tan mal. Ha sobrevivido. Ha aprendido a manejar cierta cantidad de dinero de alguna manera.
Sin embargo, en Conceptos Financieros Crown hemos observado que la gente cae en «esclavitud financiera» por ciertas razones en particular. Permítame enumerarlas: Ignorancia sobre temas financieros Muchas veces no contamos con la información necesaria para tomar decisiones económicas de acuerdo a la Palabra de Dios. Somos ignorantes sobre temas financieros desde el punto de vista bíblico.En la iglesia no se nos ha enseñado cómo manejar nuestro dinero con los principios de la Palabra de Dios.
Proverbios 24:3 y 4 advierte: «Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable». No significa que la gente sea tonta. Más bien, carece de la información adecuada. Y no poseemos esa información porque en la iglesia no se nos ha enseñado cómo manejar nuestro dinero con los principios de la Palabra de Dios.
Se requiere sabiduría, prudencia y conocimiento para «llenar las cámaras de todo bien preciado y agradable». Es por eso que hemos creado la serie de videos de Finanzas familiares y el libro que lo acompaña, Las finanzas y la Biblia.
A veces cuando nosotros queremos arreglar el auto, especialmente los varones, estudiamos el manual que lo acompaña. Leemos por completo la información y las instrucciones. Después nos metemos a arreglarlo, porque ya nos hemos preparado.
Las señoras poseen un libro de recetas de cocina y se alistan: «hoy voy a preparar un postre». Toman el libro de recetas, eligen una, disponen todos los ingredientes y trabajan en la preparación del postre que desean servir.
Pero cuando se trata de finanzas, no leemos nada, no nos preparamos, no le preguntamos a nadie cómo manejarlas con acierto, no le comentamos a nadie nuestros problemas relacionados con ellas. Es un área en la que nadie sabe cómo proceder. Pero, Dios sí sabe cómo. Así que Dios le desafía ahora mismo a que se prepare y comience a manejar su dinero de acuerdo a Su voluntad.Muchas de las pérdidas económicas que sufren los cristianos hoy obedecen a malas inversiones y apresuradas decisiones
Me gustaría subrayar tres palabras del proverbio ya mencionado y ofrecer tres consejos prácticos, tres principios que le guiarán a manejar con buen juicio sus finanzas. Las tres palabras son: sabiduría, prudencia y ciencia.
Sabiduría no es conocimiento
Tampoco es información. Es información, conocimiento y entendimiento sumados al criterio de saber qué es lo correcto, cómo se debe proceder a la luz de la Palabra de Dios. Santiago enseña que si alguno de nosotros carece de sabiduría, la debe pedir al Señor (1.5). Proverbios afirma que el comienzo de la sabiduría es el temor (el respeto, la obediencia a los preceptos) de Jehová.
Eh aquí mi primer consejo: comience hoy a orar con regularidad «Señor, necesito tu sabiduría para manejar mi vida económica, por lo que me comprometo delante de ti a obedecer tus preceptos». Lo practico con mi familia; y esta dependencia del Señor ha revolucionado la forma en la que tomamos nuestras decisiones económicas. Ahora buscamos la sabiduría de Dios antes de cualquier compra o inversión y vivimos tratando de aprender cuáles son sus enseñanzas sobre cómo debemos manejar nuestra vida financiera.
Prudencia, esencial para el éxito económico a largo plazo Muchas de las pérdidas económicas que sufren los cristianos hoy obedecen a malas inversiones y apresuradas decisiones en el ámbito de los negocios.
Mi segundo consejo: comience a aplicar la prudencia en el momento de tomar decisiones económicas. Para las inversiones menores, tómese un tiempo razonable para orar y buscar en las Escrituras la dirección del Señor y, para las inversiones importantes, por lo menos una semana antes de decidir (a pesar de que usted «sienta» que el Señor quiere que decida algo. Recuerde: «engañoso es el corazón»).
Ciencia, traducida en la Nueva Versión Internacional como «buen juicio» La única manera de gozar de buen juicio en la toma de decisiones es adquirir la información correcta, educarse. Por eso usted está leyendo un artículo como este. Por eso Conceptos Financieros Crown ha publicado decenas de libros y materiales para ayudarle a formarse en los principios de la Palabra de Dios para llegar a ser el administrador que Dios quiere que usted sea.
Mi tercer consejo: edúquese. De ahora en adelante, invierta tiempo para aprender sobre el tema de la mayordomía integral: cómo Dios quiere que usted administre las tres «t»: tiempo, talento y tesoros (materiales e inmateriales).Invierta tiempo para aprender sobre el tema de la mayordomía integral
Actitudes erróneas
En segundo lugar, otra de las causas de la esclavitud financiera que hemos identificado en nuestro pueblo latinoamericano son las actitudes erróneas con respecto al dinero. Reza Proverbios 23.17 «No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo.»
Donde se asuma una actitud errónea frente a la vida, llegarán los problemas. Si sus actitudes con respecto al dinero son erróneas, no le escasearán los problemas. Entre algunas de las actitudes equivocadas que asumimos con respecto al dinero encontramos el orgullo, los celos, la avaricia, competir económicamente contra un amigo, pariente o hermano de la iglesia... Practicamos aquel famoso dicho latinoamericano que reza: «¿Adónde va Vicente?… ¡A donde va la gente!»
Nos dejamos llevar por la sabiduría popular, por la forma en la que se comportan nuestros compatriotas, y nos olvidamos del mensaje central de Romanos 12.1 y 2. Causa por la que también sufrimos las mismas penurias financieras que nuestros compatriotas.
Planeamiento inadecuado
Una tercera causa por la que los latinos caemos en esclavitud financiera es la falta de responsabilidad al no planear nuestra vida económica. Proverbios 21.5 advierte: «Los planes del diligente ciertamente tienden a la abundancia, pero todo el que se apresura alocadamente de cierto va a la pobreza» (RV 95).
En él aprendemos que si queremos permanecer en el camino de la abundancia debemos seguir un orden —desarrollar un plan. Lamentablemente, cuando hablamos del manejo financiero los latinoamericanos a veces asumimos algunas actitudes casi «suicidas». Planeamos muy poco, muchas veces porque mantenemos una actitud de ser de otro mundo. Actuamos pensando que como el Señor ya viene en su gloria y en cualquier momento podríamos irnos al otro mundo, y, entonces, argüimos:
—¿Para qué vamos a planear si de todas maneras el Señor nos va llevar? A lo que me gusta responder:
—¿Quién es usted para señalarle al Señor cuándo tiene que venir a esta tierra?» Yo ciertamente espero al Señor cada día. Vivo en la expectativa de su llegada. Sin embargo, también estoy profundamente consciente de las demandas de Mateo 24.46: «Dichoso el criado a quien su amo, cuando llega, lo encuentre cumpliendo con su deber» (Versión Popular).
Nuestro deber no es convertirnos en personas adineradas, en construir negocios exitosos o ministerios crecientes. Nuestro deber es ser fieles a Jesucristo. Pablo le advierte a los corintios en su primer carta que «se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel» (4.2). Nuestra responsabilidad no es limpiar la casa temerosos de que el Señor llegue esta noche; sino mantenerla siempre limpia a pesar de que él no llegue hasta mañana por la tarde.
Tenemos que aprender, como decía el famoso evangelista D. L. Moody, a «planear como si nuestra vida fuera a extenderse 100 años y a vivir como si no llegáramos al final de este día». Así que, comencemos a orar y a planear como si fuéramos a vivir de aquí a 100 años. Pero, por otro lado, comencemos a trabajar como si el Señor regresara hoy mismo.
Esta es la razón por la que hoy debemos meter las manos en la masa. Necesitamos comenzar a resolver los problemas, a cambiar la forma en la que vemos el mundo y la manera en que ahora mismo estamos trabajando. No mañana. No pasado. No la semana que viene. Hoy es cuando tenemos que comenzar a trabajar para lograr algunos cambios. Sería una vergüenza para muchos de nosotros que el Señor llegara hoy mismo y nos viera metidos en los enredos económicos que algunos de nosotros hemos propiciado.
Si usted descubre que necesita operar algunos cambios en su planeamiento financiero, ahora mismo es el momento de comenzar, porque el Señor viene en cualquier instante y nuestra tarea es manejar el patrimonio que nos confió en todos estos años con absoluta fidelidad a Su Palabra.
Se tomó de Las Finanzas y la Biblia, Conceptos Financieros Crown.
Sin embargo, en Conceptos Financieros Crown hemos observado que la gente cae en «esclavitud financiera» por ciertas razones en particular. Permítame enumerarlas: Ignorancia sobre temas financieros Muchas veces no contamos con la información necesaria para tomar decisiones económicas de acuerdo a la Palabra de Dios. Somos ignorantes sobre temas financieros desde el punto de vista bíblico.
En la iglesia no se nos ha enseñado cómo manejar nuestro dinero con los principios de la Palabra de Dios.Proverbios 24:3 y 4 advierte: «Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable». No significa que la gente sea tonta. Más bien, carece de la información adecuada. Y no poseemos esa información porque en la iglesia no se nos ha enseñado cómo manejar nuestro dinero con los principios de la Palabra de Dios.
Se requiere sabiduría, prudencia y conocimiento para «llenar las cámaras de todo bien preciado y agradable». Es por eso que hemos creado la serie de videos de Finanzas familiares y el libro que lo acompaña, Las finanzas y la Biblia.
A veces cuando nosotros queremos arreglar el auto, especialmente los varones, estudiamos el manual que lo acompaña. Leemos por completo la información y las instrucciones. Después nos metemos a arreglarlo, porque ya nos hemos preparado.
Las señoras poseen un libro de recetas de cocina y se alistan: «hoy voy a preparar un postre». Toman el libro de recetas, eligen una, disponen todos los ingredientes y trabajan en la preparación del postre que desean servir.
Pero cuando se trata de finanzas, no leemos nada, no nos preparamos, no le preguntamos a nadie cómo manejarlas con acierto, no le comentamos a nadie nuestros problemas relacionados con ellas. Es un área en la que nadie sabe cómo proceder. Pero, Dios sí sabe cómo. Así que Dios le desafía ahora mismo a que se prepare y comience a manejar su dinero de acuerdo a Su voluntad.
Muchas de las pérdidas económicas que sufren los cristianos hoy obedecen a malas inversiones y apresuradas decisionesMe gustaría subrayar tres palabras del proverbio ya mencionado y ofrecer tres consejos prácticos, tres principios que le guiarán a manejar con buen juicio sus finanzas. Las tres palabras son: sabiduría, prudencia y ciencia.
Sabiduría no es conocimiento
Tampoco es información. Es información, conocimiento y entendimiento sumados al criterio de saber qué es lo correcto, cómo se debe proceder a la luz de la Palabra de Dios. Santiago enseña que si alguno de nosotros carece de sabiduría, la debe pedir al Señor (1.5). Proverbios afirma que el comienzo de la sabiduría es el temor (el respeto, la obediencia a los preceptos) de Jehová.
Eh aquí mi primer consejo: comience hoy a orar con regularidad «Señor, necesito tu sabiduría para manejar mi vida económica, por lo que me comprometo delante de ti a obedecer tus preceptos». Lo practico con mi familia; y esta dependencia del Señor ha revolucionado la forma en la que tomamos nuestras decisiones económicas. Ahora buscamos la sabiduría de Dios antes de cualquier compra o inversión y vivimos tratando de aprender cuáles son sus enseñanzas sobre cómo debemos manejar nuestra vida financiera.
Prudencia, esencial para el éxito económico a largo plazo Muchas de las pérdidas económicas que sufren los cristianos hoy obedecen a malas inversiones y apresuradas decisiones en el ámbito de los negocios.
Mi segundo consejo: comience a aplicar la prudencia en el momento de tomar decisiones económicas. Para las inversiones menores, tómese un tiempo razonable para orar y buscar en las Escrituras la dirección del Señor y, para las inversiones importantes, por lo menos una semana antes de decidir (a pesar de que usted «sienta» que el Señor quiere que decida algo. Recuerde: «engañoso es el corazón»).
Ciencia, traducida en la Nueva Versión Internacional como «buen juicio» La única manera de gozar de buen juicio en la toma de decisiones es adquirir la información correcta, educarse. Por eso usted está leyendo un artículo como este. Por eso Conceptos Financieros Crown ha publicado decenas de libros y materiales para ayudarle a formarse en los principios de la Palabra de Dios para llegar a ser el administrador que Dios quiere que usted sea.
Mi tercer consejo: edúquese. De ahora en adelante, invierta tiempo para aprender sobre el tema de la mayordomía integral: cómo Dios quiere que usted administre las tres «t»: tiempo, talento y tesoros (materiales e inmateriales).
Invierta tiempo para aprender sobre el tema de la mayordomía integralActitudes erróneas
En segundo lugar, otra de las causas de la esclavitud financiera que hemos identificado en nuestro pueblo latinoamericano son las actitudes erróneas con respecto al dinero. Reza Proverbios 23.17 «No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo.»
Donde se asuma una actitud errónea frente a la vida, llegarán los problemas. Si sus actitudes con respecto al dinero son erróneas, no le escasearán los problemas. Entre algunas de las actitudes equivocadas que asumimos con respecto al dinero encontramos el orgullo, los celos, la avaricia, competir económicamente contra un amigo, pariente o hermano de la iglesia... Practicamos aquel famoso dicho latinoamericano que reza: «¿Adónde va Vicente?… ¡A donde va la gente!»
Nos dejamos llevar por la sabiduría popular, por la forma en la que se comportan nuestros compatriotas, y nos olvidamos del mensaje central de Romanos 12.1 y 2. Causa por la que también sufrimos las mismas penurias financieras que nuestros compatriotas.
Planeamiento inadecuado
Una tercera causa por la que los latinos caemos en esclavitud financiera es la falta de responsabilidad al no planear nuestra vida económica. Proverbios 21.5 advierte: «Los planes del diligente ciertamente tienden a la abundancia, pero todo el que se apresura alocadamente de cierto va a la pobreza» (RV 95).
En él aprendemos que si queremos permanecer en el camino de la abundancia debemos seguir un orden —desarrollar un plan. Lamentablemente, cuando hablamos del manejo financiero los latinoamericanos a veces asumimos algunas actitudes casi «suicidas». Planeamos muy poco, muchas veces porque mantenemos una actitud de ser de otro mundo. Actuamos pensando que como el Señor ya viene en su gloria y en cualquier momento podríamos irnos al otro mundo, y, entonces, argüimos:
—¿Para qué vamos a planear si de todas maneras el Señor nos va llevar? A lo que me gusta responder:
—¿Quién es usted para señalarle al Señor cuándo tiene que venir a esta tierra?» Yo ciertamente espero al Señor cada día. Vivo en la expectativa de su llegada. Sin embargo, también estoy profundamente consciente de las demandas de Mateo 24.46: «Dichoso el criado a quien su amo, cuando llega, lo encuentre cumpliendo con su deber» (Versión Popular).
Nuestro deber no es convertirnos en personas adineradas, en construir negocios exitosos o ministerios crecientes. Nuestro deber es ser fieles a Jesucristo. Pablo le advierte a los corintios en su primer carta que «se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel» (4.2). Nuestra responsabilidad no es limpiar la casa temerosos de que el Señor llegue esta noche; sino mantenerla siempre limpia a pesar de que él no llegue hasta mañana por la tarde.
Tenemos que aprender, como decía el famoso evangelista D. L. Moody, a «planear como si nuestra vida fuera a extenderse 100 años y a vivir como si no llegáramos al final de este día». Así que, comencemos a orar y a planear como si fuéramos a vivir de aquí a 100 años. Pero, por otro lado, comencemos a trabajar como si el Señor regresara hoy mismo.
Esta es la razón por la que hoy debemos meter las manos en la masa. Necesitamos comenzar a resolver los problemas, a cambiar la forma en la que vemos el mundo y la manera en que ahora mismo estamos trabajando. No mañana. No pasado. No la semana que viene. Hoy es cuando tenemos que comenzar a trabajar para lograr algunos cambios. Sería una vergüenza para muchos de nosotros que el Señor llegara hoy mismo y nos viera metidos en los enredos económicos que algunos de nosotros hemos propiciado.
Si usted descubre que necesita operar algunos cambios en su planeamiento financiero, ahora mismo es el momento de comenzar, porque el Señor viene en cualquier instante y nuestra tarea es manejar el patrimonio que nos confió en todos estos años con absoluta fidelidad a Su Palabra.